Los frutos secos son un excelente alimento que nos ayuda a reducir nuestro riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular por su perfil lípido. Contribuyen a la reducción de los niveles de colesterol total y colesterol LDL (colesterol malo) y a un mantenimiento o ligero incremento del colesterol HDL (colesterol bueno). El primer estudio publicado en relación con las enfermedades cardiovasculares fue el ‘Adventist Health Study’, realizado en una población de más de 30.000 californianos, muchos de los cuales eran vegetarianos. Los investigadores observaron que la frecuencia en el consumo de frutos secos estaba inversamente relacionada con el riesgo de sufrir un infarto de miocardio agudo y con el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular.